Me he citado poco más adelante de la hora en la que el tópico reza que los británicos toman el té y los taurinos se sientan, puro en boca, a frotarse las manos y la lengua ante ese espectáculo tan bello a la par que tan embrutecedor para el alma de cualquier ser humano, por no limitarse dicho espectáculo a eludir el ineludible acceso de solidaridad que casi cualquier hijo de vecino experimenta ante el dolor ajeno, sino por, también, causar en los referidos taurinos el franco disfrute de esas faenas causantes de dolor, decía, me he citado a esa hora con Matt Damon, que me contará, tomando café, pues el té a él le parece aburrido y ese es un parecer que yo suscribo sino al cien por cien sí al noventa por ciento, que es mucho, que un 9 -se ven pocos- es casi como un 10, el cual me contará, M. Damon, iba diciendo -cómo me gusta largar-, me contará algunas curiosidades relacionadas con escenas que fueron víctimas de eliminación en los montajes finales que componen la trilogía de Bourne, escenas eliminadas de cada una de esas tres patas de gato de la trilogía sobre ese agente de la CÍA que más se asemeja a un chicarrón del norte, todo nobleza, que a un glamouroso ejecutor británico, que bucea el Mediterráneo, deambula por Asia y Europa en lugar de los Estados Unidos, que viaja en tren, TGV, AVE (el TGV español), tal vez Euromeds europeos, no simplemente levantinos, y que investiga mediante internet en los bares informáticos comunes que tanto dispensan uno de esos cafés mentados como espacios de tiempo ante el ordenador.
Por supuesto, soy incapaz de anticipar el argumento trascendental del encuentro pues éste se halla aún por producirse, y... que no se me olvide, ansiaba acometer un chiste, un chiste. El chiste, o la gracia, dice más o menos así, si no lo recuerdo mal, me lo contaron en el pasillo de un quirófano, yo y el otro aliterado aguardábamos con enorme inquietud la llamada al cadalso quirúrgico, yo para sacarme las muelas del juicio y el desconocido compañero para un cambio de sexo, según dijo, y son esos momentos de aquellos en los que la densidad molecular de las neuronas receptivas está por los suelos, por los nervios, en fin, voy a por el chiste (cómo me gusta largar), ya voy, se ve que en el chiste Holden Caulfield entra al dentista, y en la sala de espera se encuentra con Ulises Lima, se encuentra, es decir, coincide, pues no se conocen, justo cuando la enfermera... Y ahora pugna por irrumpir en mi narración el recuerdo de otro chiste, qué cabeza tan caprichosa, he de mejorar mi dieta, este segundo chiste mucho más soez, o soez, simplemente, de esos buenos, pero como no me veo capaz de aglutirnarlo por completo lo voy a tener que dejar para otro día, y, ay, ay, ahora veo que tampoco me acuerdo de como seguía el primer chiste... Qué bochorno. Pido disculpas. Paro. Me detengo.
Lo que sin género de dudas sí recuerdo a fuego son dos notitas leías esta mañana en La Vanguardia (edición del 29 de enero de 2011, sólo habrá un día con estas señas en toda la historia). La primera enuncia: "La pequeña delincuencia protagonizada por la tercera edad es un fenómeno en alza en Japón. Roban para ir a la cárcel y huir de una sociedad individualista que los ignora. LA CÁRCEL, ÚLTIMO REFUGIO DE LOS ANCIANOS JAPONESES". El artículo se explaya ante el hecho incontestable de la deshumanización. Si no recuerdo mal, si hace 20 años 1 de cada 20 detenidos por robos (o hurtos) era miembro de la tercera edad, ahora, en Japón, nos hallamos ante la proporción 1 de cada 4. Declaraba uno de estos ancianos, recién abandonada la reclusión, que en la trena los ancianos son un colectivo respetado, al contrario que fuera, y que las atenciones sanitarias que reciben son las pertinentes a serles dispensadas al aire libre, a la intemperie, las que reciben cuando son libres y están expuestos a toda la tempestad humana que con su omisión tanto los maltrata. El gobierno nipón está ampliando los penales para contar con pabellones destinados especialmente a esta minoría de su población.
La otra noticia va más allá. Es, además, esperpética. "Sermón contra la homosexualidad en el funeral por el gay asesinado en Kampala". Uganda. "La homosexualidad es un mal que Dios castigará", dijo ayer el sacerdote Thomas Musoke en el funeral por David Kato, el activista gay asesinado en Kampala. "Debéis arrepentiros", añadió. (...) El presidente de Minorías Sexuales de Uganda (...) le quitó el micrófono y (...) forcejeos (..) La policía (...) alejó al cura. Acabó el acto un obispo anglicano excomulgado por defender a los gais.
El nivel de nuestra raza humana es tan bajo que, al menos, sólo podemos mejorar.
Y ya para terminar, en plan colofón de azúcar (buf...), pues Matt Damon dice (por sms) que la f... police le ha puesto una multa por esperarme en doble fila, un poema que narra uno de los múltiples narradores de Los Detectives Salvajes. Un poema, dice, de J.J. Tablada: Bajo el celeste pavor / delira por la única estrella / el cántico del ruiseñor.
Un poema desperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario